


¿Qué pensaba la sociedad en 1994?
El final del siglo XX y el comienzo del nuevo siglo han estado marcados por la caída del muro de Berlín, el fin de la experiencia soviética y el cese de la guerra fría. Estos hechos han parecido indicar que hay un solo futuro posible: la expansión incesante del neoliberalismo y de su implacable proceso de exclusión. Sin embargo, junto a este quiebre de las viejas utopías, se vienen dando nuevos modos de resistencia que no sólo dan cuenta de la renovación permanente de las luchas sociales sino que también evidencian las contradicciones inherentes al sistema capitalista y los límites del propio paradigma neoliberal.
Como parte de esos nuevos modos y de esas nuevas formas de lucha podemos ubicar el levantamiento armado que, el 1o de enero de 1994 desde las montañas del sureste mexicano y en el momento en que entraba en vigor el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Estados Unidos, México y Canadá, protagonizaron los zapatistas.
La rebelión zapatista trajo el mensaje de que no se habían acabado todos los sueños, de que no se habían terminado todas las utopías. Allí todavía hay gente que quiere y se compromete en la construcción de un mundo mejor, de un mundo más justo, de un mundo más humano. Allí todavía hay gente que, desde situaciones de desesperación, espera y hace de su esperanza un proyecto de vida colectivo que tiene como horizonte utópico "un mundo donde quepan muchos mundos".

El neozapatismo: nueva ética política

"Seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de justicia y voluntad de belleza hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido cuando hayan vivido, sin importar las fronteras del mapa o del tiempo"
El derecho al delirio.
Eduardo Galeano